Introducción
En contra de la creencia común de que tan sólo los grandes y sofisticados negocios pueden acceder al capital, nunca ha sido tan fácil como ahora acceder a una financiación externa para todo tipo de empresas. Es muy poco lo que se sabe de forma certera acerca de la financiación mediante el llamado capital riesgo, pues en torno a este asunto se han tejido grandes mitos. Un lenguaje experto que complica el tema y las verdades a medias que circulan como rumores, se combinan para que el proceso de obtención de capital a través de esta fórmula parezca más preocupante de lo que realmente es. Precisamente por ello, mi intención es clarificar el funcionamiento del mundo del capital riesgo. Este libro no pretende transmitir fórmulas mágicas para asegurarse este tipo de inversiones ni para aprovecharlas con éxito. De hecho, para algunas compañías, dadas sus características, sería más conveniente la búsqueda de otro tipo de financiación.
A continuación, describiremos los mecanismos para la obtención de capital riesgo (venture capital) paso a paso, haciendo un recorrido por todos los detalles de la cuestión: desde la decisión de comprometer financiación externa hasta consideraciones posteriores a la misma, pasando por las razones para buscar este tipo de inversiones y cuándo son apropiadas en el ciclo vital de un negocio o las implicaciones de liderar una empresa con capital riesgo.
El capital riesgo (desde ahora CR) puede ser definido, en primer lugar, según la variedad de sus objetivos. Una empresa de CR (o un inversor individual, los llamados business angels) puede tomar la decisión de invertir su capital en un negocio incipiente (el llamado “capital semilla”), dedicarlo a la alteración en la posición en el mercado (capital de desarrollo) o a un cambio en el dueño de una compañía (como puede ser la compra de una empresa por parte de sus directivos o empleados). Más allá del fin al que se dirija la inversión, ésta siempre busca la tasa de ganancia más alta posible en un período relativamente corto (entre 3 y 5 años). Sin embargo, esto último no significa que la inversión sea por un tiempo limitado. Todo lo contrario: la incertidumbre acerca del tiempo en que se percibirá la ganancia neta se mantiene presente. El CR no es seguro, es decir, no hay garantía de recuperación de las inversiones y existe una gran cuota de riesgo. Tampoco se trata de un capital líquido; una vez que se ha colocado el dinero es difícil retirarlo en poco tiempo. En definitiva, la esencia del CR es el riesgo.
Crecimiento de las inversiones de riesgo
En contra de la teoría del abismo en la financiación que perjudica las oportunidades de todas las empresas por debajo de un determinado tamaño, hay que señalar que las inversiones en negocios incipientes están creciendo a un ritmo constante en los últimos años. Es cierto que el 90% de las inversiones se dirige a la adquisición de compañías ya bien constituidas (porque estas demuestran ser rentables a largo plazo). Pero todavía resta un 10% de fondos disponibles para la expansión y el desarrollo de las oportunidades que están empezando a nacer. ¿Por qué se sigue entonces pensando que existe un abismo en la financiación? En primer lugar, porque es incontestable el hecho de que muchos negocios incipientes no merecen ser financiados. En segundo lugar, innumerables proyectos valiosos no consiguen financiación debido a que los emprendedores que están detrás de estas ideas no poseen la perspectiva correcta acerca de cómo piensan los inversionistas en materia de negocios. Así, el proyecto no se da a conocer eficazmente o no se sabe a qué personas acudir. De la misma manera, también existen negocios que nunca habrían prosperado y, sin embargo, consiguieron financiación para posteriormente demostrar que no la merecían (como en los sonados fracasos de muchas empresas de la conocida burbuja de las puntocom). Ambos extremos de la línea explican el mito de la escasez de inversión para las empresas nacientes. Tanto las pequeñas y medianas empresas, como las autoridades gubernamentales reconocen esta carencia para financiar proyectos en desarrollo.