En la actualidad, somos más inteligentes y educados, estamos mejor informados y conectados, somos más solidarios, menos violentos y más conscientes que nunca. Sin embargo, el trabajo aún suele ser una fuente de sufrimiento y frustración para muchos. Y esto es causado en gran medida por líderes incompetentes. Un líder cuya conciencia esté enraizada en el temor, la escasez y la supervivencia hará que su organización cobre las mismas características. Por esto se necesitan empresas con una finalidad distinta a la de la maximización de su beneficio, que busquen generar valor para todos sus actores y no solo sus accionistas. Organizaciones en las que sus líderes estén motivados por el servicio a la finalidad de la empresa y su gente, no por el poder y enriquecimiento personal. Lugares que promueven culturas de confianza, sinceridad y humanitarismo, en lugar de miedo y estrés. Debemos crear tribus. Un equipo es un lugar donde tienes que estar, es donde juegas de vez en cuando. Una tribu es donde quieres estar, donde perteneces.
Como animales sociales que somos, reaccionamos a los entornos en los que estamos. Si cogemos a una buena persona y la ponemos en un mal entorno, las probabilidades de que esa persona haga cosas malas aumentarán. Si cogemos a una persona a la que no se considera fiable, que incluso puede que haya realizado malas acciones, y la colocamos en un buen entorno, será capaz de darle la vuelta a su vida y convertirse en un miembro valioso y fiable del grupo. Cuando un líder tiene el entorno adecuado, la reacción humana normal es la confianza y la cooperación. En un entorno laboral nocivo, la confianza es sustituida por el miedo o la ansiedad. La reacción humana natural es la de anteponerse a cualquiera y a cualquier cosa, especialmente a la ética y, a veces, a la ley. Únicamente cuando la gente siente que se confía en ella y que puede cometer errores sin miedo al despido puede tener un rendimiento natural. En entornos de liderazgo sólido, los líderes no confían en que su gente siga las normas, confían en que sepan cuándo saltárselas.
Los mejores lugares de trabajo deben crear una cultura excepcional para cada persona y un “gran lugar de trabajo para todos”. Se crean culturas donde todas las personas sienten que se confía en ellas, se las capacita, se las respalda y se las trata con justicia en todos los niveles de la organización. Los líderes renuncian a las maneras autocráticas de mando y control, lo que permite que las personas sientan más pasión por su trabajo, colaboren más y se comprometan más con conductas innovadoras que impulsen al negocio. Estas organizaciones extienden la confianza en profundidad, otorgando a todos el beneficio de la duda. El poder está descentralizado, dan libertad a las personas para trabajar con autonomía e incluyen a los demás en la toma de decisiones. No hay lugar para las microgestiones. Se proporciona un respaldo comprensivo, bienestar tanto dentro como fuera del espacio de trabajo. Justicia deliberada. Trato justo en el sueldo y otras cuestiones, no necesariamente igualdad de trato, habida cuenta de los distintos niveles y responsabilidades laborales.
El concepto de pastoreo guarda muchas similitudes con el liderazgo servicial y la capacidad de crear mejores entornos de trabajo. “Se supone que un pastor da su vida por su rebaño”. Las responsabilidades de un pastor son asegurar que el rebaño goce constantemente de buena salud y esté bien alimentado y a salvo de los depredadores. El rebaño necesita: una presencia tranquilizadora para descansar, disciplina para permanecer en el grupo, un líder que conozca su situación y responda en consonancia y una atención especial en los casos de nuevos integrantes o de que haya miembros pequeños o con problemas. Los miembros del rebaño no desean cambiar per se, cuando lo hacen necesitan un tiempo de adaptación. Una mala gestión puede causar la ruina casi de manera irremediable.
El pastor actúa como escudo para su rebaño, proporcionando provisión, protección y presencia. La provisión puede ser agua limpia o comida en el caso de los pastores, o un buen lugar de trabajo y un salario justo en el caso de los líderes serviciales; en definitiva, atender, facilitar o suministrar lo necesario para otro. La protección resulta cuando los pastores aseguran cobijo, mientras que los líderes se alegran de los éxitos, protegen del peligro a sus empleados y aseguran su salud física y emocional, por ejemplo, adquiriendo sillas ergonómicas; en otras palabras, salvaguardando, protegiendo de cualquier daño o vigilando contra el peligro. Por último, aportan su presencia lidiando con los conflictos, atendiendo a todas las partes al mismo tiempo que se aporta una sensación tranquilizadora y reconfortante. Un ejemplo de esto puede ser responder a los correos con puntualidad o estar cerca y disponible física y/o emocionalmente.
La mayoría de las personas no buscan solo seguridad económica en su entorno profesional, también satisfacción física. En nuestra vida personal, esta satisfacción se traduce en el amor y el afecto de la familia y los amigos. ¿Por qué la empresa no puede ser una prolongación de estos círculos? Trata a tu gente como familiares. Trata bien a tu gente y pasarán cosas buenas. Crea un entorno adecuado para tus trabajadores y tan solo exígeles que ofrezcan la misma clase de afecto, cuidado y espíritu a los clientes. Sin embargo, no solo tienes que preocuparte de tu gente, los clientes y del beneficio económico; también sobre cómo correspondemos a la sociedad. Como mencioné anteriormente, es fundamental comprender el sistema al completo.
La vulnerabilidad es necesaria en el entorno de trabajo. Sin embargo, la humillación es una práctica extendida. A menudo se piensa que es una práctica eficaz. Algunos ejecutivos aplican la siguiente máxima con sus subordinados: “patearles los huevos en público imprime carácter, sirve de estímulo”. Pero la humillación lleva a la falta de confianza y al bloqueo. Si la culpa va al volante, la humillación se sienta en el asiento del acompañante, y desencadena la eterna búsqueda de un responsable para descargar el dolor y la inquietud. No tiene nada de productivo. Es más, lleva a una cultura de ocultamiento para tener tranquila a la gente. Cuando la reputación de la empresa es más importante que la dignidad humana, la humillación es sistemática. Para evitar todo esto, podemos aplicar estrategias para crear organizaciones resistentes a la humillación. Debemos estimular conversaciones sobre la humillación y fomentar culturas resistentes a ella. Hay que identificar dónde hay conductas de humillación en la organización. ¿Cuáles son los conflictos más comunes? ¿Cómo los han abordado otras personas? Se debe instruir a los empleados y enseñar el modo de dar y recibir información de una manera que se promueva el crecimiento y el compromiso.
Los líderes serviciales ensalzan a los demás. Las personas prosperan cuando se las reconoce y reafirma por sus contribuciones al éxito de la organización. La celebración debe ser una prioridad en tu compañía. Y es que te otorga cinco ventajas: valoras a tu equipo, ensalzas los valores de la empresa (como, por ejemplo, el esfuerzo y la productividad), sube la moral del equipo, aumenta la permanencia y la productividad y, además, es una herramienta de captación fantástica. Aplica la siguiente regla: por cada comentario crítico, nueve comentarios de afirmación. No olvides predicar con el ejemplo. Prueba qué recompensas funcionan mejor para cada persona (reconocimiento público, subida de salario, etc.).