Jugar con el corazón

Resumen del libro

Jugar con el corazón

Por: Xesco Espar

Enseñanzas del mundo del deporte para conseguir la excelencia en un equipo
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Introducción

 

Desafiar al destino cuando los demás parten con ventaja, eliminar el límite superior de nuestro máximo rendimiento, encarar la vida cuando la excelencia no es suficiente… es posible si atendemos a nuestro corazón: a aquello que queremos y no solo a lo que pensamos.
La cabeza es la que analiza, pero el corazón es el que alberga nuestros deseos más profundos, que son los que realmente nos hacen actuar. Aunque el talento es necesario, aquello que nos hará alcanzar grandes retos tras sobreponernos a los fracasos es el corazón.
Xesco Espar tiene claro que para llegar a la excelencia es necesario formarse; pero, para traspasarla, hay que transformarse: afrontar cada problema como un reto, una forma de crecimiento, un desafío. Con ejemplos extraídos de su experiencia profesional como entrenador de balonmano y de su particular forma de entender la vida, Espar nos muestra que la vida castiga duramente a los que únicamente hablan, fingen o pretenden y, en cambio, colma de recompensas a los que actúan, se transforman y crecen.

 

La excelencia no es suficiente

La excelencia en el deporte no es fácil de conseguir e, incluso, tiene más obstáculos de los que podemos encontrar en otras muchas carreras profesionales. Solemos creer que, porque ganan mucho dinero, los jugadores tienen que ser máquinas perfectas, motivadas y a punto para todo. Sin embargo, estos jugadores son personas como todos, con sus altibajos y sus presiones y distracciones que reclaman su atención.
La excelencia en el deporte solo se consigue entregándonos por completo y con un nivel de autoexigencia máximo. Estar motivado y entregado al máximo en los partidos no es difícil, pero tener ese mismo deseo a la hora de prepararnos es lo que distingue a un buen jugador de un verdadero campeón. La motivación actúa como un multiplicador del rendimiento y la calidad, y la mejora diaria del equipo es el otro factor de la multiplicación.
El acceso al estado de excelencia es muy sencillo. Para alcanzarlo tenemos que trabajar todos los días dando el cien por cien de nosotros mismos en todas las situaciones hasta convertirlo en un hábito. Tenemos que poner el listón muy alto y decir: “De aquí no voy a bajarlo y voy a pasar por encima de él, cada día”. Hace falta que nos centremos en lo más importante y que no aceptemos las múltiples distracciones que nos bombardean a diario.
Ningún rendimiento por debajo del muy bueno es hoy recompensado. La relación entre el rendimiento ofrecido y la recompensa obtenida ha cambiado en los tiempos recientes. Lo que tenemos ahora es una competitividad feroz. Hoy en día, ningún rendimiento que no sea excelente es recompensado. Los clubes deportivos, por ejemplo, pueden traer muchos jugadores del extranjero y ello obliga a los nacionales a ser poco menos que excelentes si quieren estar en la máxima liga, ya que la mayoría de estos jugadores son muy buenos.  
En ámbitos altamente competitivos, la excelencia no es siempre suficiente para ser el primero. Si alguno de los participantes parte con ventaja (mayor presupuesto, mejores habilidades, etc.) y rinde siempre a su máximo potencial, va a acabar primero. Optimizando todos sus recursos y entregándose en todos los momentos de la preparación, va a conseguir siempre un rendimiento muy cercano a su máximo y, como parte de esa posición de ventaja, los demás equipos tendrán que conformarse con mirarlo desde abajo.
Romper el límite superior. Si partimos de una situación de desventaja jamás debemos resignarnos a ella. Hemos de luchar con todas nuestras armas, especialmente con la imaginación, que en estos casos es la más decisiva.  
Existen tres requisitos que debemos cumplir para romper las barreras de la excelencia. El primero es hacer más caso al corazón que a la cabeza, a lo que queremos que a lo que pensamos. La cabeza es la que procesa información y analiza; el corazón, en cambio, alberga nuestros deseos más profundos, que son los que nos movilizan y nos hacen actuar.
El segundo es centrarnos en nuestros propósitos más profundos. A veces pensamos en ganar más dinero pero esto es tan solo un propósito superficial: lo queremos porque, a un nivel más profundo, nos permite comprarnos una casa, hacer un viaje, etc. A su vez, el motivo más profundo por el que queremos la casa es porque deseamos seguridad para nuestra familia o queremos viajar para sentir nuevas emociones, etc. Nos conviene centrarnos en este tipo de deseos porque son los que nos impulsan a actuar. El movimiento se crea por la emoción y, cuanto más profunda es la emoción, más rápido es el movimiento.
Por último, y antes que nada, lo que tenemos que hacer es crecer. Debemos situar el rendimiento de nuestro mejor día más alto de lo que está ahora. Nuestro máximo nivel actual está determinado por nuestras capacidades actuales, que son, de hecho, el obstáculo para que superemos nuestro máximo nivel. Para que lleguemos a ser un referente, en cualquier ámbito, no es suficiente llegar al máximo de nuestras capacidades, sino desarrollar nuevas.
Si nuestras circunstancias actuales son el punto de referencia para tomar decisiones o plantearnos objetivos, limitamos nuestras posibilidades y nunca seremos más de lo que somos. No nos queda otra opción que creer en lo imposible y lanzarnos al vacío, creer en lo que todavía no tenemos y atrevernos a cambiar nuestras circunstancias. Para llegar a la excelencia hay que formarse, pero para traspasarla hay que transformarse.

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Biografía del autor

Xesco Espar

Xesco Espar es licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad de Barcelona y máster en Psicología del Aprendizaje por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesor del INEFC Barcelona (1991-2004) y entrenador de balonmano en el F. C. Barcelona de 1985 a 2007. Como entrenador de jugadores jóvenes, consiguió cuatro campeonatos de España. Como ayudante de entrenador en el equipo profesional, tres copas de Europa y tres ligas ASOBAL. Y como primer entrenador del equipo profesional de Balonmano del F. C. Barcelona consiguió la Champions League de 2005, la liga ASOBAL de 2006 y la copa del rey de 2007.
Actualmente trabaja en el Futbol Club Barcelona como coordinador de la preparación física de las secciones profesionales (baloncesto, balonmano, fútbol sala y hockey patines). Es especialista en planificación deportiva, coaching deportivo, control emocional y motivación y dirige seminarios transformacionales sobre control emocional y poder personal.

Ficha técnica

Editorial: Plataforma

ISBN: 9788496981751

Temáticas: Habilidades directivas

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